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domingo, 1 de octubre de 2017

#1 *RÁPIDO/SWIFT*


*Flecha Arácnida*

Todas las personas que habitan la faz de la tierra han oído hablar en mayor o menor medida del gran Zha’kor, muchas leyendas han cantado los bardos y libros han sido escritos acerca del herrero más excepcional de la historia, pero ninguna se ha acercado a la verdadera realidad de lo que fue su vida. Acercaos al fuego y os contaré la verdadera historia de Zha’kor, la que cuentan sus mayores tesoros, sus creaciones. Las treinta y una maravillas armamentísticas que narran la verdadera historia de aquel cuyo renombre fue forjado a golpe de martillo.
Su primera creación, y la que marcaría el resto de su trayectoria, nació a causa de una competición de su tierra natal, la isla de Garra. Él no participaba siquiera, se trataba de una prueba de su padre, que debía competir junto a otros artesanos creando el artefacto más veloz posible. Zha’kor no podía mantenerse al margen, su ímpetu e ilusión lo llevaron a crear su propio artefacto, con la esperanza de ayudar en alguna medida a su padre, que se reía de sus ocurrencias, pero esa misma noche nació la primera de las maravillas.
Al llegar el día de la competición se expusieron las mejores creaciones de los artesanos más reconocidos de la isla, y hubo de todo; Golems voladores, vehículos, boleadoras, botas hechizadas y un largo etcétera. Llegó entonces la hora del padre de Zha’kor, que caminaba sonriente con una flecha exótica en alto, mostrándola ante un público expectante.
—Solicito un arco básico, de entrenamiento —anunció el poseedor de la extraña flecha—. No necesito más para mostrar la máxima expresión de velocidad.
No hizo falta decir más para acaparar la atención de todo participante a su vez, que lo miraban de forma irrisoria mientras uno de ellos le tendía un arco maltrecho y torcido por el uso, casi con malicia, pero aquel a quien querían poner a prueba sonreía abiertamente.
—Mi hijo construyó ésta flecha —anunció a viva voz—. Anoche quiso ayudarme con el reto de la velocidad, en su ingenio infantil se basó en la anatomía de las arañas. Hablaba de cómo planeaban con sus telas, y de la verdadera potencia en sus extremidades. Naturalmente, como vosotros ahora, empecé a reírme de sus argumentos y cuando vi ésta flecha casi caigo al suelo de tanto reír —su gesto cambió completamente antes de acabar su discurso—. Entonces sucedió esto.
Colocó la flecha en el arco maltrecho y apenas a medio tensar, disparó, pero la flecha desapareció al instante. Fue como si se materializase directamente en el tronco del árbol al que apuntaba, no hubo zumbido o golpe, únicamente la flecha apareció incrustada hasta sus plumas de telaraña. Fue en ese instante cuando comenzó su renombre, la flecha arácnida le dio reconocimiento cuando todavía no sabía ni lo que era un dornajo. Fue la primera de sus treinta y una maravillas y la creó cuando aún no le había crecido la barba.
¿Lo entiendes ahora?, la historia de Zha’kor está en sus propias creaciones, pero no apures aún tu copa viajero y echa más leña al fuego, ésta historia sólo acaba de comenzar.


Mauricio Folk


2 comentarios:

  1. No se, me parece un relato muy rapido, no?

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    1. Buenas, gracias por leer. Pues sí, de eso va el asunto jeje. Continúa leyendo pues la historia continúa con cada reto de Inktober.
      Un saludo.

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