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miércoles, 11 de octubre de 2017

#11 *CORRER/RUN*



*Hélices Motorizadas*

Varios meses habían transcurrido desde que el mítico herrero salió de su isla en busca de nuevas inspiraciones y técnicas para crecer aún más en su oficio, pero llegó el momento de un ligero descanso en su viaje y decidió volver durante unos días. A quien le preguntó le dijo que volvió para asimilar lo aprendido hasta el momento, pero esa no era la realidad. Todo su pensamiento y aquella decisión de volver tenía un solo nombre:  Aislinn.
¿Recuerdas compañero, cuando te hablé sobre el casco nautilus?, ¿la nereida que le salvó y cuya voz permanecía en su creación? Pues precisamente fue aquella voz la que día tras día provocaba en nuestro herrero un deseo, cada vez más irrefrenable, de volver a verla. Para ello siempre ideaba nuevos artefactos que le permitieran moverse a mayor velocidad bajo las aguas del océano, pero de forma estable, y nunca conseguía recrearlos. Decidió volver a pesar de todo, con la esperanza de encontrar una solución que evitase el quedarse sin tiempo para volver a la superficie a respirar.
No fue hasta que pisó de nuevo su añorada isla que tuvo la inspiración súbita de cómo lograrlo. De inmediato diseñó el conjunto que hoy día conocemos como Hélices Motorizadas. Verás, con éstas hélices logró que el agua no refrenase movimiento alguno, de modo que podía moverse con total libertad una vez alcanzado el fondo, y en caso de necesitarlo, salir a la superficie en instantes para recuperar el aliento. Descubrió además que, fuera del agua, éste  mismo artefacto aumentaba exponencialmente su velocidad al correr, y eso hizo tanto fuera como dentro de agua. Se dedicó a correr de un lado a otro, cubriendo cada tramo submarino con el único objetivo de encontrar a las nereidas. 
Como era de esperar no se rindió y, claramente, logró su objetivo. Y no sólo eso, además encontró a Aislinn, la del pelo del color de la sangre y luceros en los ojos. Según descubrió él mismo, la nereida también lo estaba esperando, con la misma intensidad. Al encontrarse ambos bajo el agua actuaron por puro impulso, y se besaron mientras las Hélices Motorizadas los elevaban hasta la superficie de nuevo.
Épico momento, un instante que marcó la vida de Zha'kor, que desde ese momento decidió a quién entregaría su propia esencia. Aislinn no podía permanecer mucho tiempo en el exterior, como él mismo bajo el agua, y desde entonces cada creación, cada crecimiento profesional lo llevó un paso más cerca de aquella nereida, pues estaba decidido a que ni el mar, ni el exterior pudieran impedir que ambos enamorados pudieran estar tanto tiempo juntos como deseasen.

Así es compañero viajero, una vez más el amor marcó todo un destino, esta vez el de nuestro mítico herrero. Todo gracias a sus hélices, su maravilla número once, pero aún quedan más por llegar para descubrir la verdadera historia de Zha'kor. Su siguiente creación es una muestra de cómo lograba ver belleza en el más absoluto desastre, pero acércate un poco más, de esto no se ha hablado en muchos años...


Mauricio Folk





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