*Capa de Niebla*
Muchos padres de nuestro tiempo cuentan a sus hijos la fabulosa historia de Zha’kor, el herrero que desafió a las leyes de la naturaleza escalando las cascadas del cielo, por las que transcurren nubes en lugar de agua, y cuya moraleja reside en que no hay nada imposible de alcanzar por difícil que parezca.
Pues bien, lo cierto es que nuestro fabuloso herrero no buscaba alcanzar las cumbres de las cascadas, si no el punto más profundo del océano del norte. Deseaba explorarlo y conocer las criaturas que allí vivían, pues eran totalmente diferentes a las de los océanos que rodeaban su isla natal. Dedujo que alcanzaría fácilmente la gran profundidad de aquellas aguas saltando desde el punto más alto posible, y casualmente el punto más alto no era otro que los acantilados por los que caen las llamadas cascadas del cielo.
Se cuenta que el agua cae con tanta fuerza que al impactar contra el suelo se disuelve en tantísimas partículas, que se extienden hasta formar una espesa niebla húmeda, formando todo un ecosistema de las mismas características de la que están hechas las nubes.
El ruido atronador de agua, la humedad y la poca visibilidad no dejaban que el herrero pudiera pensar con claridad, y al darse cuenta de ello se dejó llevar por sus instintos, por muy ilógicas que pudieran parecer sus acciones a su propio raciocinio. Y sí, lo primero que se le ocurrió fue usar las nubes para forjar un nuevo artefacto que lo llevase a la cima de aquellas cascadas. A día de hoy nadie puede explicar cómo Zha’kor solidificó las nubes y creó la Capa de Niebla.
Con ésta capa sorteó sin problemas el agua que caía con tanta fuerza, pues su material te envuelve otorgándote la capacidad de ascender por los cielos como si tu propio cuerpo se fundiese con su textura y fueses una nube más de los cielos. Y así llegó al fin a la cima tan deseada. Otros portadores de la capa han realizado proezas increíbles, y de alguno se cuenta que vivía en las nubes directamente, como vigía y guardián.
Viajero, desde aquel entonces en que el herrero logró forjar las nubes, no existía un imposible para él, y claro, su siguiente objetivo tras subir a los acantilados era saltar hacia el océano, y todo fue para alcanzar su meta real.
Como podrás imaginar, tanto esfuerzo para un salto tan peligroso sólo podía servir para una única causa: La forja de otro Avatar, la que sería su siguiente creación.
Vamos viajero, presta atención, llegamos a sus doce últimas creaciones y todas las creó a lo largo de un solo año. Pronto amanecerá y te aseguro que tras saberte conocedor de la verdad sobre la historia de Zha’kor no volverás a ser el mismo.
Mauricio Folk.
No hay comentarios:
Publicar un comentario